
Mario Zamora Cordero, Ministro de Seguridad Pública.
La inseguridad ciudadana y la violencia siguen presentes en el diario vivir de los costarricenses. Al ser este un problema público, la respuesta debe estar dirigida y coordinada entre los tres Poderes de la República, que precisamente para eso existe. Hay también espacios para que otros actores como la empresa privada, organizaciones no gubernamentales y el mismo sistema internacional, puedan apoyar este esfuerzo con programas que vienen a complementar las acciones públicas, bajo las políticas y líneas generales generadas desde el Estado.
La violencia y la criminalidad son problemas complejos y multicausales. La respuesta debe ser también integral, interinstitucional y con espacios para la participación de diversos actores. Son muchos los esfuerzos que se requieren para recuperar la Costa Rica de paz y sana convivencia. Desde reformas jurídicas y penales, incremento de los recursos para el sector justicia y seguridad, modernización y fortalecimiento de los cuerpos de policía, aumento de la participación de más actores y acciones especialmente constantes en la prevención social y situacional de delito. En este último campo es crucial concentrar los programas para evitar que el crimen organizado y el narcotráfico siga reclutando jóvenes en comunidades vulnerables, y utilizándolos en muchas formas, incluyendo el sicariato, para su cruel negocio de venta de drogas y dominio territorial en barrios y caseríos.
Los factores de riesgo de la violencia juvenil.
La literatura experta ha identificado diversas razones que explican los motivos por los cuales los jóvenes se vinculan con la violencia, las pandillas y las drogas. Hay factores individuales como el mismo consumo de drogas, problemas de personalidad, incapacidad para resolver conflictos de manera pacífica y dificultades para alcanzar el éxito escolar. Hay factores familiares como la violencia de género en la misma familia, los problemas para satisfacer las necesidades básicas y la existencia de personas ya vinculadas al delito. Hay también factores comunitarios como la inexistencia de espacios públicos para el buen uso del tiempo libre, la proliferación de armas de fuego y de pandillas y la escasez de factores de protección como policía o centros educativos.
Enfrentar estos factores de riesgo en los jóvenes es importante. Hacerlo en aquellas comunidades donde hay más violencia y donde el narcotráfico domina espacios importantes, es crucial. Es tal vez la tarea más urgente que debemos asumir desde el punto de vista preventivo. Las instituciones realizan esfuerzos importantes, pero requieren de más focalización en estos lugares y más apoyo para poder intervenir en situaciones concretas. Estamos hablando de una especie de “acupuntura de la seguridad”, que implica desarrollar la capacidad de ayudar realmente a jóvenes que se encuentran, por los factores ya mencionados, muy cerca de ingresar a la carrera delictiva.
Ligas Atléticas Policiales: el poder del deporte como herramienta de prevención
En ese contexto, la Fuerza Pública ha puesto en marcha el proyecto Ligas Atléticas Policiales como un esfuerzo de prevención de la violencia a través del deporte y el desarrollo de habilidades para la vida. Se trabaja con más de 1000 jóvenes entre 12 y 19 años en riesgo social, de más de 30 comunidades en alta situación de vulnerabilidad en términos de violencia y delito. Se les convoca a prácticas deportivas y recreativas dirigidas por oficiales de policía especializados en el tema del trabajo con la juventud. El deporte, cuando se trabaja con este enfoque para el desarrollo, tiene esa noble característica: puede convocar a jóvenes, sus familias y sus comunidades. Puede también desarrollar principios para la sana convivencia como la disciplina, el trabajo en equipo, la autoestima, la equidad y sobre todo el respeto.
Los resultados de la iniciativa la presentan como una práctica innovadora que asegura a los jóvenes contar con espacios seguros para el deporte. Ellos mismos afirman que les ayuda a tener una mejor idea de lo que pueden ser en el futuro ya sentirse parte de un grupo que hace cosas buenas. Se les apoya en la construcción de sus proyectos de vida lejos de la droga, y se les brinda un sentido de pertenencia que es muy importante en estas edades. Los policías son sus facilitadores. Se convierte en un ejemplo positivo a seguir, evitando así muchos otros ejemplos negativos que con facilidad pueden encontrar en sus comunidades. Por supuesto que el deporte además mejora su condición física y su salud mental.
+ Seguros + Solidarios
Apoyar a los más de mil jóvenes que forman parte del proyecto es un deber que el país debe emprender con urgencia. No debemos permitir que el narcotráfico los controle en comunidades donde funciona el proyecto y donde lamentablemente estos carteles han ido ganando espacios y protagonismo.
Participan muchos jóvenes mayores de 16 años quiénes ya van tomando decisiones personales y van construyendo sus vidas en el campo laboral, familiar y educativo. Con esa población hay que hacer un esfuerzo adicional: hay que desarrollarles capacidades para el empleo y ayudarlos a que continúen sus estudios. En esos campos existen espacios amplios para el trabajo conjunto con empresas privadas que les permitirán asumir su responsabilidad social y aumentar sus capacidades para ser más solidarios en sus mismas comunidades. Hay también espacio para que organizaciones con experiencia en el campo de la empleabilidad puedan aportar con la capacitación a los jóvenes en ese importante campo. Le invitamos a sumarse a esta iniciativa país, que sin duda nos va a ayudar a recuperar la paz.