NacionalesOpiniónPolítica

¿Constitucionalismo desfasado, política judicial o crisis institucional? Por Marta Eugenia Esquivel Rodríguez.

¿Constitucionalismo desfasado, política judicial o crisis institucional?

Marta Eugenia Esquivel Rodríguez.

Ex magistrada suplente de la Sala Constitucional.

Ministra de Planificación.

Hace algunos años leí el libro “La derrota del derecho en América Latina” de Roberto Gargarella. Francamente me sorprendió.

Hoy lo leo otra vez y pienso que don Roberto analizaba desde entonces lo que hoy ocurre en nuestro país, cuando la sociedad civil ha corrido el telón de la política judicial y empezamos a percatarnos de los ocultos juegos de poder de los partidos políticos y sus magistrados.

Las conclusiones del jurista y sociólogo argentino en el año 2020 describen como si fuera una radiografía, la imagen del cáncer que hoy carcome a nuestro país y pareciera que a otros muchos de América Latina.

Ahora, después de lo que he vivido en los últimos tres años, puedo dar fe de la profecía constitucional de Gargarella.

Como abrebocas comparto una frase del prefacio: “Los sueños del viejo constitucionalismo producen monstruos.”

A partir de la posición de Gargarella sobre las anquilosadas instituciones públicas y su genial aporte sobre “la autonominación de las élites político-económicas encaramadas en el poder”, es momento de tomar conciencia de lo que estamos viviendo en Costa Rica.

Atinadamente el autor señala cinco causas que llevan a la derrota del derecho en nuestros países, y se centra en siete enfoques de desgaste del constitucionalismo tradicional.

En mis próximos comentarios semanales, iré glosando uno a uno, sus argumentos sobre la debacle del marco constitucional, para demostrar que todos ellos se evidencian fácilmente en nuestro colapsado sistema jurídico “institucional”.

Así es, enfrentamos la debacle del derecho constitucional en Costa Rica, con una anacrónica carta magna, con una ley de la jurisdicción constitucional ineficiente y con las decisiones políticas de siete personas no electas por el pueblo, las únicas que deciden que se puede hacer y que no en nuestro estado democrático y “representativo”. Y con esto, no estoy menospreciando muchos importantes aportes de la Sala Constitucional en sus treinta y seis años, sin embargo, el “engolosinamiento” del poder y la inexistencia de algún tipo de revisión posterior, ha generado decisiones incongruentes, discriminatorias, hasta influir en la política electoral a partir de sus resoluciones.

Quien se atreva a sostener que la Sala Constitucional no es política, está viviendo en el inframundo.

Basta con que revise las hojas de vida de los magistrados titulares que han ocupado esos cargos a lo largo del tiempo, los que no tienen bagaje político pueden tener cuestionados procesos de elección y muy pocos son realmente de una carrera judicial. Conste que esto se da no solo en la Sala Constitucional, y si lo dudan revisen el nombramiento del actual subcontralor de la República.

En fin, revisemos de forma general los señalamientos que hace Gargarella sobre el “viejo modelo institucional” que ya no responde a las necesidades ciudadanas.

Las cinco razones – expuestas en el libro que comentaré – que han provocado el deterioro de nuestro sistema democrático constitucional son:

1.- Crisis de representación.

2.- Deterioro del sistema de pesos y contrapesos.

3.- Limitaciones del voto como único mecanismo de la ciudadanía sobre sus

representantes.

4.- Fracaso de reformas que pretendían reparar deterioro de la institucionalidad

5.- Las élites políticas encaramadas en el poder

Estos son los cinco motivos que el autor señala como causas de la crisis de constitucionalidad, yo agregaría una sexta: la debilidad en el acceso a la información.

Lo vivido en Costa Rica en estos últimos tres años, donde, nos ha permitido descubrir la existencia de una millonaria pauta estatal destinada a que algunos medios solo se ocuparan de la información de interés de quienes la generaban desde los gobiernos anteriores.

En otras palabras, como se instrumentalizan algunos medios de información para desinformar y manipular a la opinión pública, disfrazando sus posiciones de libertad de expresión.

Lo importante de las tesis de Gargarella es que, no solo devela las causas sino que, también nos da las posibles soluciones. Señala que, para poder cambiar el rumbo debacle por el que nos han obligado a transitar, requerimos: definir el ideal regulativo institucional y que las instituciones e ideales expuestos sean exigidos a los funcionarios públicos a nivel ético. Desde mi punto de vista, esto sería como el rescate de la institucionalidad por parte de los ciudadanos.

Nuestro gran reto: construir una institucionalidad que atienda las necesidades y anhelos de la sociedad civil y que no esté al servicio de las élites que se han erigido como monarquías absolutas y que solo buscan la perpetuidad a costa de lo que sea.

Esa ambición, vestida con las banderas de los partidos políticos, sigue creando monstruos disfrazados de constitucionalismo institucional… que hoy nos queda debiendo y nos convoca a reflexionar sobre las cruciales reformas de nuestro ordenamiento jurídico, en todas sus fuentes. Y no olvidemos: La política judicial, es la más importante de las políticas públicas y no debe estar en manos de quienes se encaramaron en el poder.

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba